jueves, 27 de junio de 2013

La hoguera de San Juan




La semana pasada Guerau estaba fascinado con el montón de muebles y maderas que se iban acumulando en el campo de fútbol. Cada día entraba a mirar los muebles y me preguntaba el motivo de ponerlos todos allí en medio. Creo que todos los niños de su edad estaban bien intrigados ya que ante la insistencia un día su maestra de la guardería decidió llevárselos a hacer una visita al campo de fútbol. Volvió muy feliz contándome con todo detalle cómo harían la hoguera de San Juan.

La noche de San Juan fuimos a ver el fuego, aunque no le convenció ya que los más grandullones tiraban petardos muy fuertes, y quiso marcharse. Pero el martes, yendo hacia la escuela (pasando por delante del campo de fútbol) se quedó bien parado. "¿Dónde están las maderas?"

Le hemos dado mil explicaciones sobre el tema pero creo que aún no lo ve claro. Cada día tenemos que entrar al campo de fútbol a ver las cenizas y los restos de los muebles. "Mama, aquí hay un pedazo de colchón. Que no se ha quemado? ¿Dónde está el fuego?", "¿Qué es esto negro?", ... Incluso ha querido ir a la escuela con la insignia de bombero para apagar la hoguera!

Hoy por la tarde ha sido él quien ha sacado el tema de la hoguera. Hace mil preguntas: sobre la hoguera, el fuego, las cenizas, como se quema ... En fin, que está super curioso con el tema!
Tengo la sensación de que hasta que no lo entienda del todo no parará de insistir...
Pienso que quizás en casa deberíamos hacer alguna actividad al respecto para que vea el proceso de quema de algo, pero no sé si puede ser muy peligroso (el fuego y yo no nos acabamos de llevar muy bien, y tal vez provocaré un incendio!). Alguna sugerencia (libros, actividades ...) sobre el tema?

lunes, 3 de junio de 2013

Volver al cuerpo


Como adulta racional que soy, he hecho un gran trabajo para volver a conectar con mi cuerpo. Día a día, intento hacerme consciente de las señales que me envía, y a partir de la maternidad esta reconexión se ha hecho mucho más sencilla y espontánea.


Pero a veces me pillo preguntando "porqués" a mi niño. Y preguntar a un niño el "porque" ha hecho algo, es hacerlo racional. Si estas enfadado y lo tiras todo al suelo, no me interesa saber el porqué lo has hecho, sino cómo te sientes y cómo te puedo ayudar. Creo que teniendo esto en mente es mucho más sencillo ponernos al nivel del niño. La racionalidad es de los adultos. El niño no dice "tiro esto en el suelo ya que de esta manera mamá me hará caso" o "me tiro al suelo y lloro porque así mamá se sentirá incómoda y me comprará lo que quiero". Los niños sienten. Sienten necesidad de atención o sienten frustración o están enfadados... pero en ningún caso racionalizan el sentir.


Nuestra tarea es ayudar a los pequeños a no perder esta conexión preciosa que tienen con su cuerpo. No preguntemos más el porqué de las cosas. Si somos conscientes de ello, seguro que lo diremos muchas menos veces (a pesar de los patrones pre-programados que tenemos).